junio 10, 2007

DCV: Reforma del Plan de Estudios - Propuesta de trabajo para aportar al debate

Reformar el plan de estudios de la carrera de Diseño en Comunicación Visual es una necesidad planteada desde hace largo rato por los estudiantes. Y no es para menos: mucho se ha hablado de las falencias que este tiene, como la fragmentación de las materias, la poca articulación entre teoría y práctica, el aislamiento de las cátedras, la ausencia de pensamiento critico y la falta de respuestas de la carrera en relación a las necesidades sociales de nuestro país, etc. Es por eso, que la discusión que se ha abierto representa una oportunidad. Una oportunidad, pero también un riesgo.

Esta claro que tenemos que cambiar los planes. Pero ¿Cómo? ¿Con proyectos aprobados por el Consejo Académico pero desconocidos por la mayoría? No, para cambiar los planes de estudios tenemos que debatir entre todos, porque somos los estudiantes y los docentes, los que mejor sabemos sobre los límites y déficit de nuestra carrera.

Es por eso que creemos en la necesidad de generar Jornadas de reflexión, estudio e intercambio para analizar y definir que plan de estudios necesitamos.
Y para hablar de cambio de plan, hay que hablar también de presupuesto porque la falta de espacio, de materiales, de horarios de cursada y de mayor planta docente, modifica directamente a la carrera.

A continuación queremos socializar conclusiones provisorias a las que hemos llegado.

1) Marco para la reforma
Un panorama nada alentador

Si se tiene en cuenta que el presupuesto actual de la universidad está congelado desde hace años, y que en ese mismo lapso asistimos a una devaluación del 300% y a una inflación superior al 70%, queda en claro que en los últimos años el derrumbe educativo se ha profundizado. La asfixia presupuestaria ha llevado a la universidad a una situación insoportable: docentes ad honoren, salarios de miseria, falta de becas, edificios superpoblados, una relación docente-alumno que no permite realizar el trabajo pedagógico y que da lugar a bochazos y deserciones.

Entendemos que el problema presupuestario atraviesa de lleno a la reforma del plan de estudios que se intenta impulsar en la carrera de Diseño en Comunicación Visual. Por eso, antes de proponer cualquier reforma, sabemos que vamos a chocar tanto con el problema presupuestario como con los intereses de algunos sectores docentes que intentan disputarse el poder dentro de nuestra facultad.

Es por ello que la posibilidad de llegar a una reforma de planes beneficiosa para el conjunto de la comunidad educativa de nuestra carrera, esta en la fuerza que podamos crear los estudiantes a partir de nuestra movilización, para poder resolver de manera progresiva el aparente conflicto entre claustros. Consideramos que una actitud anti-participativa en este tipo de situaciones es altamente nociva para nosotros los estudiantes y para nuestra carrera. Es por eso que desde ALBA estamos dispuestos a asumir el compromiso de generar y defender mecanismos de participación activa, a través de los cuales los estudiantes puedan expresarse y a partir de su opinión buscar soluciones.

2-Método de la reforma
Por un método democrático y transparente

¿Por qué este tipo de decisiones no se discuten junto a toda la comunidad de la carrera? Este es primer problema que enfrentamos a la hora de la transformación del plan de estudios: su método.

Creemos firmemente que las cosas no pueden surgir de mentes “iluminadas” sin pasar por una necesaria crítica de las personas que también hacen a la facultad. Debemos establecer normas lo más democráticas posibles para llevar adelante el proceso. Esto es importante por las formas antidemocráticas que se mantienen desde hace años en la facultad, que permiten la acumulación de poder de quienes llegan al decanato. Hoy en día, quienes conducen los designios de nuestra facultad, poseen mayoría absoluta en el Consejo Académico (gracias al apoyo incondicional de los consejeros del claustro alumnos, pertenecientes a la Unidad) como para poder imponer un plan de estudios de acuerdo a sus necesidades.

Con este dato, la discusión del método se vuelve esencial para evitar que el proceso se convierta en una simple escenificación, donde las jornadas interclaustros sean simplemente un “foro de ideas”, mientras las resoluciones se toman en otro lado. Para evitar esto es que hacemos las siguientes propuestas:

a) Análisis y debate de proyectos y sugerencias en Asambleas y Jornadas Interclaustros.
Para que el proceso sea fructífero debe darse tiempo para que toda la carrera pueda conocer todas las propuestas y opinar sobre ellas, sin dejarnos apurar por nada ni por nadie. Un plan de estudios dura años, no hay por qué cometer errores de larga duración. Proponemos que este proceso se lleve a cabo mediante no menos de 5 jornadas y asambleas de discusión a lo largo del próximo ciclo lectivo.

b) Aprobación del proyecto por el conjunto de la carrera.
Si no hubiese un consenso general, las propuestas deben ser sometidas a elección con voto universal, sin distinción ni privilegios de claustros. Es decir: asamblea, plebiscito o cualquier otro que se resuelva colectivamente.

c) Una comisión de control e información.
Para garantizar la transparencia antes mencionada es necesaria la conformación de una comisión conformada por los representantes del Consejo Departamental, el jefe de Departamento y representantes electos en los cursos o en la asamblea. Serán tareas de la comisión organizar las jornadas y asambleas e informar los resultados de las mismas (con ediciones de las resoluciones y debates).

3- Algunas premisas para la reforma
Redefinir un proyecto para la Universidad Pública.

Los últimos años hemos asistido a un proceso de desmantelamiento y destrucción de la educación y la universidad pública. Este proceso tuvo por objetivo reducir violentamente la matrícula estudiantil, depurar la planta docente y especialmente darle un fuerte impulso a la privatización de la educación y de la universidad. Las ya famosas leyes educativas, la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior fueron las que le dieron el marco a estas ofensivas.

Otro aspecto de este proceso lo representa la tendencia (mundial) a la desvalorización de los títulos de grado. En nuestro país conocimos los intentos de impulsar reformas de este tipo donde, entre otras cosas, se planteaba responder al problema del “excesivo tiempo de finalización de la carrera” pasando contenidos a posgrados, que hoy, dada la asfixia presupuestaria, son en todos lados arancelados. En síntesis: un título basura, y la imposibilidad de tener un título con valor para los que no puedan pagar por él.

Además, la pauperización de los docentes aumenta y la mayoría de ellos trabajan “ad honoren” y no son tenidos en cuenta en la discusión del presupuesto y del proyecto educativo.

Creemos que la reforma de nuestro plan de estudios debe servir como instrumento para revertir esta situación. Para ello, proponemos lo siguiente:

a) No tomar ninguna resolución que este encaminada en el sentido de la LES.
Si bien la Ley de Esucación Superior se sancionó hace más diez años, y aunque en la UNLP no ha sido aplicada en su totalidad, las políticas aplicadas durante los ultimos años en la Universidad apuntan a un “desentendimiento” elegante de la educación para relegarla al ámbito privado, proponiendo en algunos casos la reducción del ciclo de grado y el traslado de contenidos a posgrados que además, por ley, deben acreditarse en la CONEAU. No obstante, está claro que la educación pública no es una carga presupuestaria demasiado pesada para el Estado (el superavit fiscal del año 2006 es equivalente a... ¡14 presupuestos universitarios!). Por lo tanto, el nuevo plan de estudios no debe ser funcional a la reforma educativa promovida por la LES, que ha significado principalmente la elitización de la educación, que se verifica por ejemplo en la altísima deserción. Sino que por el contrario, esta reforma deberá estar encaminada hacia la resolución de los graves problemas y desastres provocados tanto por esta polémica ley como por las políticas educativas en general.

b) No degradar el título.
La reforma no debe apuntar a reducir los contenidos de la carrera desvalorizando su título, sino a tomar medidas para el fortalecimiento de los ejes metodológicos indispensables.

c) No dejar sin trabajo a ningún docente.
La Reforma del Plan de Estudios debera contemplar una flexibilización curricular, que permita que un docente que no tenga lugar en la nueva currícula de grado pueda dar seminarios, ejercer tutorías, desarrollar investigaciones y equipos, todo ellos sin desmedro de su posición salarial y laboral. Esto significa, por un lado, pensar a los docentes como parte de la “dotación” intelectual de nuestra carrera, y por el otro, evitar que la reforma se transforme en ocasión para ajustes de cuentas (cosa que, desde ya, no merece el menor comentario).

d) No limitarse ante los problemas de presupuesto.
Si tuviésemos como límite el presupuesto universitario dado para formular nuestras propuestas no podríamos aspirar más que a una reestructuración curricular barata e inofensiva. No se trata entonces de esperar a que nos “habiliten” un mayor presupuesto para ampliar nuestro horizonte de reformas, sino de pensar en la carrera que queremos y de utilizar esta coyuntura para acompañar un reclamo por un aumento y una distribución más equitativa del presupuesto universitario.

e) Apuntar hacia la pluralidad ideológica.
La gran mayoría de las materias de la carrera cuentan con apenas una cátedra. Esto configura una suerte de "pensamiento único" en materias fundamentales de la carrera. Esto no implica solo una falta de oferta horaria sino, especialmente, la ausencia de alternativas teóricas e ideológicas. Pluralidad ideológica no es simplemente que se dicte un seminario de vez en cuando, ni siquiera que se “desdoblen” algunas cátedras conformando “cátedras alternativas” que son llamativamente parecidas. Pluralidad ideológica es permitir que se expresen otros puntos de vista, y que se posibilite una real apertura de la carrera a la sociedad. Proponemos que se creen cátedras paralelas para todas las materias de la carrera, de modo de garantizar, además de la pluralidad ideológica, el dictado durante los dos cuatrimestres de las materias de dicha modalidad, desdoblando asi bandas horarias y cantidad de alumnos por comisión.

d) Poner eje en las modalidades de aplicación del plan.
¿Cómo se determina qué profesores darán las cátedras paralelas y cómo se aprueban estas? ¿Cómo se reparten los recursos de los departamentos? Hay que habilitar al conjunto de la carrera para tomar estas decisiones en forma directa. En definitiva, democratizarla. El funcionamiento basado en asambleas interclaustros periódicas, especificando su funcionamiento (no cualquier reunión de amigos es una asamblea), puede ser una forma de lograrlo, permitiendo que toda la carrera discuta y se comprometa.

e) Hacer énfasis en la problemática del Plan de Estudios vigente.
Antes de enumerar posibilidades de ampliación del título (profesorado y licenciatura), creemos conveniente dar solución a los problemas que actualmente presenta la carrera de grado, motivos por los cuales se comenzó a discutir la reforma de los planes de estudio de la misma.

Esperamos sus aportes y críticas, porque nuestra intención es que sean incentivo y propuesta para la discusión.